Incrustación de composite realizada con técnica semidirecta extraoral

Se presenta un caso clínico en el que se restaura una cavidad muy extensa en un 3.6 mediante una técnica semidirecta extraoral, con el composite Ceram X Mono y Duo. Se obtiene una incrustación de composite realizada en la clínica y cementada en la misma sesión, con el cemento autoadhesivo SmartCem2. Se observan los resultados a los dos años.


La caries es una enfermedad que puede afectar a todos los dientes y destruir el tejido dental afecto. En los sectores posteriores, para restaurar la estructura dental perdida, la obturación directa con resinas compuestas es una técnica indicada para reemplazar el tejido del diente lesionado en cavidades muy pequeñas, pequeñas o medianas1. Pero uno de los problemas que surge cuando la caries es muy amplia, con afectación de diversas caras del diente, es la contracción de polimerización2 que sufren los composites, estando desaconsejadas las técnicas directas1.

Se dispone de otros tratamientos más indicados para resolver estos casos, como son los semidirectos o los indirectos, cuya restauración final es una incrustación de composite o porcelana cementada3.

La técnica semidirecta extraoral realizada con resinas compuestas, como el material es manipulado y fraguado fuera de la boca, disminuye la contracción de polimerización del composite, por lo que las posibilidades de fracaso se reducen4.

Por ser una técnica extraoral, se dispone de más tiempo de trabajo, lo que permite un mejor ajuste de los puntos de contacto de la restauración final. El coste es inferior a las incrustaciones de porcelana realizadas en el laboratorio, ya que se evitan las sesiones múltiples y la confección de provisionales; además, el material es más económico.

A continuación, se presenta un caso clínico en el que se realizó una incrustación de composite, hecha con técnica semidirecta extraoral.

Caso clínico
En este caso, se realizó una incrustación de composite con una técnica semidirecta extraoral mediante un material nanocerámico –Ceram X Mono y Duo–.

Discusión
Todas las resinas compuestas, por su composición, sufren una contracción al pasar de monómeros a polímeros por la reacción de fraguado5. Dicha contracción de polimerización es la responsable de provocar desadaptaciones o rupturas en la interfase diente-resina, causando microfiltración de bacterias en la restauración y desencadenando el deterioro y el fracaso de la misma6,7. Dependerá en gran parte del material restaurador elegido, de la cavidad y de la técnica empleada.

En relación al material, la contracción estará en función de su relleno y del tipo de partícula. Cuanto más pequeña sea ésta, menor contracción de polimerización sufrirá el material, y cuanto menor relleno (fluidos, micropartícula), mayor contracción8.

El factor C también influye directamente9,10: cuanto menor es, más superficies de composite libres hay, por lo que el pronóstico es más favorable. El factor C de 5 (el mayor) es el que peor comportamiento tiene en cuanto a contracción, es decir, las cavidades de clase I y V11.

La técnica empleada para restaurar los dientes es fundamental para controlar la contracción, ya que cuanto más grande es una cavidad, mayor contracción12. Factores C desfavorables se pueden controlar mejor con incrementos de composite pequeños y no en bloque.

La variación volumétrica de las resinas compuestas oscila entre 1,35 y 7,1, y 2,5 y 4 para los cementos adhesivos13. Por eso, las técnicas semidirectas o las indirectas son una buena opción, ya que la restauración final es cementada y la polimerización de la obturación es extraoral, evitando así el posible despegamiento en la interfase diente-restauración, independientemente del factor C.

Los composites manipulados con polimerización extraoral tienen un mejor comportamiento que los empleados con técnicas directas14.

Conclusiones
La incrustación de composite modelada en clínica, mediante una técnica semidirecta extraoral, es una alternativa estética, fiable, duradera y no requiere de provisionales, ya que se terminan en la misma sesión.
A nuestros resultados nos atenemos para afirmar que dichas restauraciones son estables a los dos años, tanto en desgaste del material, adhesión y filtración como en estabilidad de los márgenes.

Fuente: Maxillaris

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