Mejora del contorno vestibular mediante dermis porcina

Hoy día, la implantología va un paso más allá de colocar el im­plante correctamente. Buscamos, además, una armonía en los tejidos blandos periimplantarios para conseguir resultados estéticos.

Tras una pérdida dental, se produce una serie de cambios en la morfología ósea, tales como los colapsos vestíbulo-linguales y coronoapicales, que debemos tener en cuenta antes de colocar implantes para manejar estos casos de la manera más adecuada.

Caso clínico

Una paciente de 44 años de edad demanda la colocación de un implante en la ausencia que presenta en la zona del 14. En la inspección intraoral se observa un evidente colapso vestibular, que tendrá una repercusión estética debido a que la paciente presenta sonrisa gingival.

Tras la realización del escáner, debemos ir planteando cómo manejar los tejidos blandos para mejorar el contorno gingival. Existen numerosas técnicas que tratan de aumentar el volumen de tejido blando. Entre ellas, el clásico injerto de tejido conectivo (autoinjerto) o la utilización de nuevos materiales (xenoinjertos) con los que podemos mejorar la arquitectura gingival.

En este caso, decidimos usar una dermis porcina, puesto que la paciente rechazó la posibilidad de obtener un injerto de tejido conectivo.

La matriz dérmica es de origen porcino y completamente reabsorbible. Al tener una fuerte consistencia, permite la estabilización deseada y, además, guía el crecimiento del tejido epitelial, previniendo la invaginación por su claro efecto barrera.

Tras la colocación del implante, y en la misma cirugía de colgajo, se coloca la membrana Derma (OsteoBiol) de 2 mm de espesor (fig. 3) en la zona vestibular. Previamente, se introdujo en suero fisiológico estéril (fig. 2) durante 15 minutos, para una correcta manipulación, y se recortó para adaptarla a nuestro lecho (fig. 4). Como se observará en el seguimiento (figs. 5 y 6), tenemos que prever que, al tratarse de un xenoinjerto, la reabsorción de la matriz será variable, por lo que la sobrecompensación del colapso debe ser evidente. La dermis porcina puede quedar expuesta, ya que no existe riesgo de contaminación.

Esperamos el periodo de osteointegración del implante, tras el cual comprobamos cómo se ha producido una reabsorción evidente de la membrana (figs. 7 a 9), pero, aún así, conseguimos compensar el hundimiento vestibular. La dermis porcina tarda en reabsorberse por completo tres meses, por lo que es de suponer que no habría más cambios dimensionales una vez colocada la corona definitiva (figs. 10 y 11).

Fuente: Maxillaris

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