¿Qué es una infección dental?

En ocasiones puede suceder que a pesar de tener buenos hábitos en higiene dental y llevar un buen control, aparezcan problemas de salud, como una infección dental.

Qué es una infección dental

La infección dental, muy común en la gran mayoría de las personas, se produce en el momento que las bacterias de manera libre acceden al nervio y se extienden a los tejidos que envuelven a la pieza dentaria.
Son muy numerosas las bacterias que se hallan en la boca, alrededor de 100 millones de bacterias por cada mililitro de saliva y además de diferentes especies, hasta 600 especies.

Cuando el equilibrio entre bacterias y cuerpo se rompe comienza a producirse problemas y patologías orales como la caries, gingivitis, periodontitis, que es necesario combatir para que el problema no se agrave.

La caries afecta a la placa dental y la gingivitis y periodontitis son 2 enfermedades que afectan a la salud de las encías provocando inflamación, pérdida de hueso y pérdida de dientes.

¿Cómo saber si tengo una infección dental? Síntomas


Realizar diariamente una higiene dental adecuada ayuda a mantener una flora bacteriana sana y equilibrada en la boca.
De vital importancia visitar al dentista para que analice la presencia de algún riesgo o patología que pueda ser tratada de manera inmediata, antes de un daño mayor.

El tipo y cuantía de bacterias de la boca depende de diferentes factores como: temperatura bucal, ph de la saliva, higiene dental, concentración de oxígeno, factores inmunológicos, características anatómicas de la boca, etc.
El hecho de fumar, la ingesta de alcohol, el comer, besar a alguien entre otros, también influye en el tipo de bacteria

Una caries dental, un diente que se rompe o se astilla, las aberturas en el esmalte dental pueden provocar una infección bacteriana, propagándose desde la raíz del diente hasta los huesos.
La infección provoca un acopio o depósito de pus así como inflamación de los tejidos internos del diente, llegando a causar un fuerte dolor (dolor de muelas), el cual puede llegar a detener si se alivia la presión.

Que el dolor se alivie no significa que la infección desaparezca sino que puede permanecer activa y seguir actuando, llegando a provocar más dolor e incluso destruir el tejido.

Entre los principales síntomas en una infección dental destacan: Mal aliento; sabor amargo en la boca; dolor al masticar; inquietud, malestar, sensación de estar enfermo; fiebre; sensibilidad de los dientes al frío y/o al calor; hinchazón de la encía del diente afectado; dificultad al tragar o respirar; inflamación del rostro o mejillas; etc.

Son varios los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer un absceso dental:

  • Una mala higiene bucal, no tener los cuidados adecuados de dientes y encías incrementa el riesgo de padecer caries dentales, enfermedad en las encías, malos olores, etc.
  • Beber y comer frecuentemente alimentos ricos en azúcares, golosinas, dulces, bebidas gaseosas, contribuye a la formación de caries y abscesos dentales.
  • Tener la boca seca también aumenta el riesgo de la caries dental.


Tratamiento para las infecciones dentales


Ante cualquier signo o síntoma de absceso dental, importantísimo consultar de inmediato con un dentista o médico de urgencias, ya que un absceso dental no se elimina si no existe tratamiento.
En el caso de que el absceso reviente, el dolor disminuye de manera considerable pero aún de este modo es preciso consultar a un médico profesional que indique el tratamiento adecuado a seguir.

Si el líquido del absceso no se drena, es posible que la infección se extienda a la mandíbula y otras zonas de la cabeza y cuello, llegando a tener una infección potencialmente grave que se extienda por todo el cuerpo.

Cómo prevenir una infección dental


Evitar por completo la infección dental es imposible, pero si hay ciertas cosas que uno puede hacer para reducir el riesgo de padecerla.
Es muy importante:

  • Cepillarse los dientes al menos 2 veces al día con un dentífrico con flúor.
  • Utilizar hilo dental o limpiador interdental a diario.
  • Cada 3 o 4 meses, o siempre que las cerdas del cepillo de dientes estén desgastadas, reemplazar el cepillo.
  • Visita de manera regular al dentista que realice controles regulares junto con limpiezas bucales.
  • Uso de un enjuague bucal con flúor para agregar una capa extra de protección contra la caries.
  • Limitar el consumo de dulces, bebidas azucaradas y evitar comer entre comidas.
  • Evitar el consumo de alcohol y tabaco.


Una buena salud bucal influye en la calidad de vida, de ahí que la prevención sea clave.


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